SIDI BOU SAID es
blanca y azul, es decir, mediterránea. Se encuentra a unos veinte kilómetros de
la capital de Túnez y a una media hora del puerto de La Goulette. Me cuentan
que tal vez su visita sea más recomendable que la de la medina de la capital, ya que es pequeña
y su centro histórico se domina a la primera.
Es una ciudad
abierta en uno de los países musulmanes más “abiertos”, quizá porque acoge a
todo tipo de visitantes, y tampoco le hace ascos a lo alternativo. En torno a
su mezquita encontraremos cafés que nos ofrecerán té de todos los colores y sabores.
Que no se vaya nadie sin tomar un té con la fantasía que más le apetezca.
Opino que para
empezar nuestro viaje deberíamos perdernos por esa ciudad que parece intrincada
y… llena de cuestas, aunque eso para nosotros no debería ser un problema.
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