lunes, 12 de marzo de 2012

ESTO NO PUEDE SER SICILIA


Este de Sicilia
ESTO NO PUEDE SER SICILIA, piensa uno la primera vez que visita las ciudades del mar Jonio. Por orden de belleza, Siracusa, Taormina, Catania y Messina. Es decir, no representan la Sicilia que ronda cinematográficamente por nuestra cabeza,  la de la cosa nostra y la lupara bianca, la de los rebaños perdidos, la tierra seca, el silencio y las medias palabras (Non vedo, non sento, non parlo, es la inscripción de la figurita del campesino siciliano que venden en las tiendas para turistas). Esa Sicilia trágica está en el Tirreno y se llama Palermo y alrededores de Palermo: una de las ciudades más decadentes, desastradas, sucias y conmovedoras de Europa.


Siracusa - Ortigia
En una serie de televisión que cuenta la historia de Totò Riina (el capo de todos los capos de la mafia que por fortuna se pudre en la cárcel dell'Ucciardone) llega a Corleone un comisario nuevo que proclama lo tranquila que ha sido su vida hasta entonces y que ni siquiera sabe qué es la mafia: “Es que yo soy de Siracusa”, explica. Y es que en Siracusa, Taormina, Messina (dejemos fuera a Catania, famosa por el sanguinario clan de los Santapaola), los héroes siguen siendo los de la Ilíada o las Metamorfosis de Ovidio. Entre Catania y Taormina se encuentra Azi Trezza, donde según todos los indicios legendarios se sitúa la gruta del Polifemo; en Siracusa parece que empezó la peregrinación de Dante; y basta poner un pie en cualquiera de estas ciudades para notar que los griegos no sólo anduvieron por allí sino que dejaron lo mejor de sí mismos.

Eso sí: no olvidéis que existe Palermo y reservadle un viaje en el futuro a la Sicilia trágica.




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