En la Odisea de Homero se narra cómo Ulises,
por consejo de Circe, se dirige al estrecho de Escila y Caribdis. Una vez allí,
su tripulación sufre seis bajas por un ataque feroz de Escila, un monstruo que
antes de serlo había sido una hermosa ninfa. Su metamorfosis es una historia
triste y de desamor, como todas: Escila había rechazado al dios marino Glauco,
que a pesar de todo, seguiría amándola. Circe, aprovechando la coyuntura del
rechazo, quiso seducir a Glauco, sin éxito alguno. Enfurecida, Circe pensó que
sólo conseguiría el amor de Glauco si eliminaba a Escila. Creó un veneno muy
eficaz y lo vertió en el agua donde Escila se bañaba. Al tocar el agua, Escila
se convirtió en un monstruo cuya descripción no se ha definido nunca: se dice
que era un ser con torso de mujer y cola de pez; otras fuentes hablan de que
tenía seis largos y serpentinos cuellos con cabezas grotescas. Sin embargo, se
dice siempre que poseía en cada cabeza tres apretadas hileras de afilados
dientes, y que emitía un aullido similar al de un perro.
Escila habitaba en un estrecho paso marítimo, y en el lado opuesto habitaba Caribdis, otro monstruo marino también bastante feroz. Ambos lados del estrecho casi se tocaban, de tal modo que los barcos que intentasen evitar la ira de Escila debían acercarse a Caribdis y viceversa. De hecho, la expresión estar entre Escila y Caribdis significa estar entre dos peligros de forma que evitar uno supone caer en el otro. Con el tiempo, Escila fue convertida en una roca -aún podemos verla- que siempre constituyó un gran peligro para los navegantes. Y desde la Antigüedad se dice que el paso de Escila y Caribdis es el actual estrecho de Messina.
Escila habitaba en un estrecho paso marítimo, y en el lado opuesto habitaba Caribdis, otro monstruo marino también bastante feroz. Ambos lados del estrecho casi se tocaban, de tal modo que los barcos que intentasen evitar la ira de Escila debían acercarse a Caribdis y viceversa. De hecho, la expresión estar entre Escila y Caribdis significa estar entre dos peligros de forma que evitar uno supone caer en el otro. Con el tiempo, Escila fue convertida en una roca -aún podemos verla- que siempre constituyó un gran peligro para los navegantes. Y desde la Antigüedad se dice que el paso de Escila y Caribdis es el actual estrecho de Messina.
Pese a
leyendas tan bellas, Messina no es una hermosa ciudad. Los terremotos sucesivos
la han destrozado (el más fuerte, en 1908, se cobró las vidas de más de ochenta
mil personas); y los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial hicieron
el resto. La ciudad se ha visto obligada a restaurar continuamente su
patrimonio.
Puerto de Messina |
El
proyecto preveía la conclusión del puente en 2012. ¿Alguien lo ha visto? Los
sicilianos, tampoco. Se ve que Escila y Caribdis aún andan sueltos.
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