martes, 13 de marzo de 2012

EL ESTRECHO DE MESSINA


En la Odisea de Homero se narra cómo Ulises, por consejo de Circe, se dirige al estrecho de Escila y Caribdis. Una vez allí, su tripulación sufre seis bajas por un ataque feroz de Escila, un monstruo que antes de serlo había sido una hermosa ninfa. Su metamorfosis es una historia triste y de desamor, como todas: Escila había rechazado al dios marino Glauco, que a pesar de todo, seguiría amándola. Circe, aprovechando la coyuntura del rechazo, quiso seducir a Glauco, sin éxito alguno. Enfurecida, Circe pensó que sólo conseguiría el amor de Glauco si eliminaba a Escila. Creó un veneno muy eficaz y lo vertió en el agua donde Escila se bañaba. Al tocar el agua, Escila se convirtió en un monstruo cuya descripción no se ha definido nunca: se dice que era un ser con torso de mujer y cola de pez; otras fuentes hablan de que tenía seis largos y serpentinos cuellos con cabezas grotescas. Sin embargo, se dice siempre que poseía en cada cabeza tres apretadas hileras de afilados dientes, y que emitía un aullido similar al de un perro.


Escila habitaba en un estrecho paso marítimo, y en el lado opuesto habitaba Caribdis, otro monstruo marino también bastante feroz. Ambos lados del estrecho casi se tocaban, de tal modo que los barcos que intentasen evitar la ira de Escila debían acercarse a Caribdis y viceversa. De hecho, la expresión estar entre Escila y Caribdis significa estar entre dos peligros de forma que evitar uno supone caer en el otro. Con el tiempo, Escila fue convertida en una roca -aún podemos verla- que siempre constituyó un gran peligro para los navegantes. Y desde la Antigüedad se dice que el paso de Escila y Caribdis es el actual estrecho de Messina.
Pese a leyendas tan bellas, Messina no es una hermosa ciudad. Los terremotos sucesivos la han destrozado (el más fuerte, en 1908, se cobró las vidas de más de ochenta mil personas); y los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial hicieron el resto. La ciudad se ha visto obligada a restaurar continuamente su patrimonio.

Puerto de Messina
Tal vez por todo ello lo que da fama a Messina no es su catedral –merecedora de visita- sino el estrecho y su quimérico puente que la uniría con la península italiana y que no acaba de ser construido.  Podría decirse, exagerando solo un poco, que el proyecto del puente de Messina también se remonta a Homero. Periódicamente, a la prensa italiana le da por sacar el asunto, pero de momento, es solo un transbordador lo que une Messina con la península italiana, concretamente con Villa San Giovanni, en Calabria. Según el proyecto de su construcción –frenado recientemente por el Parlamento italiano- se trataría de un puente colgante de unos cinco kilómetros, el puente inexistente más discutido de Europa: hay quien dice que su presupuesto se desbordaría, cuando, paradójicamente, existen poblaciones sicilianas que aún no tienen agua corriente. También hay malpensados que aseguran que los contratos para su construcción acabarán inexorablemente en manos de la mafia. Piensa mal y acertarás.  Y otros advierten que dañaría gravemente al medio ambiente y pondría en peligro el sistema antisísmico de la zona.
El proyecto preveía la conclusión del puente en 2012. ¿Alguien lo ha visto? Los sicilianos, tampoco. Se ve que Escila y Caribdis aún andan sueltos.

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