lunes, 20 de febrero de 2012

LA MEDINA DE TÚNEZ

En la medina de Túnez hay multitud de zocos. Cada uno de ellos pertenece a un ramo de artesanos diferente, y por los olores de los materiales se va descubriendo a qué variedad de artesanía nos acercamos. Tal vez, lo mejor en este caso es dejarse llevar, pero destacaremos los cuatro más interesantes:


El zoco de los perfumes, más conocido como el Attarine, fue construido en el siglo XIII por Abu Zacariya. Sus puestos están decorados en tonos dorados y verdes y en ellos se aspiran los sacos llenos de especias: la henna, los perfumes suaves, velas con olor, champús como el tfal, inciensos de distintos aromas, el khol, que se vende en frasquitos que son obras de arte, esencias de jazmín, azahar, almizcle... Es uno de los zocos más atractivos, por su colorido y sus aromas.




El zoco de las chechias o sheshias, es decir, los peculiares gorros de color rojo con una borla negra, fue construido en el siglo XVII. El gorro es un símbolo tunecino de origen morisco. Es una de las artesanías más antiguas del país y requiere una complicada elaboración: teñido, cardado y prensado de la lana. Uno de estos curiosos gorritos puede llevar un mes de trabajo.

El zoco El Trouk, o el Mercado de los Turcos es también del siglo XVII y ofrece artesanía variada de todo el país. Merece la pena descansar en él y tomar un té en el Café de los hombres santos.

Si buscamos tejidos, hay que acercarse al zoco el Koumach, del siglo XV, donde se pueden adquirir todo tipo de prendas de distintas etnias, como los mellias, los trajes de las mujeres bereberes, o las yebbas, las prendas masculinas.

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